Un día un sabio pregunto lo
siguiente
_ ¿Porque las personas se
gritan cuando están enojados o molestos?
Los hombres que le
escucharon pensaron un momento entre ellos:
_Porque perdemos nuestra
calma – dijo uno- por eso lo hacemos, por eso gritamos.
_Pero ¿pero porque gritar
cuando la otra persona está justo frente de ti?_ Pregunto el sabio_ ¿no es
posible hablar en voz baja? ¿Porque gritar a alguien cuando estás enojado?
Los hombres deliberaron y
siguieron un largo rato dando respuesta pero ninguno de sus argumentos
satisfacía al sabio que con atención les escuchaba. Finalmente el sabio les
explico.
Cuando dos personas están
enojadas sus corazones se alejan mucho y para cubrir esa distancia deben gritar
para poder escucharse. Mientras más molestas y enojadas estén, con más fuerza
tendrán que gritar para escucharse uno a otro a través de esa gran distancia
que los separa.
Luego el sabio pregunto
_ ¿Qué sucede cuando dos
personas se enamoran? Ellos no se gritan sino que se hablan suavemente porque
sus corazones están muy cerca, la distancia entre ellos es muy pequeña.
El sabio continuó.
_Cuando se enamoran más que
sucede, no hablan solo susurran y se acercan todavía más, en su amor.
Finalmente no necesitan ni siquiera susurrar solo se miran y eso es todo.
Cuando dos personas se aman se acercan más y más el uno al otro.
Cuando discutamos o
tengamos alguna diferencia con alguien que nos ofendió a veces es mejor no
dejar que nuestros corazones se alejen, no decir palabras que nos distancien
más y más: llegara el día en que la distancia sea tanta que no encontraremos el
camino de regreso.
Ahora bien no es lo mismo levantar la voz o hablar
fuertemente, que gritar. Lo que transforma
una acción hablada en un grito es la emoción negativa que está detrás de
tu actitud y/o tus palabras. Si desde la garaje llamas una vez a tus esposo a comer, tu
volumen es alto para que te escuchen. Si ya tienes que llamarlos cuatro veces
porque no han ido, la connotación cambia y la emoción es otra aunque las
palabras sean las mismas. No es una cuestión de volumen, es una cuestión de
emociónes, de intención. Al final, lo que convierte algo en un grito es la
emoción negativa que va acompañando a esta
.
Lo peor es
que gritar, al parecer, ¡funciona! Por eso sigues haciéndolo. De lo que no te
das cuenta a lo mejor es que, aunque temporalmente se obtiene la acción ‘esperada’,
en el fondo no es lo que deseas. “No queremos que nuestro hijo haga la tarea
porque teme al regaño, sino porque asume su responsabilidad; tampoco que los
maridos laven por sentirse obligados o manipulados, sino porque desean
colaborar para lograr una relación equilibrada. Y nadie quiere colaboradores
que trabajen sólo porque se sienten vigilados o presionados, sino por
motivación de logro y compromiso personal”, explica la psicóloga Samantha Barocio
Si bien
los gritos nunca llevan a nada bueno y uno de los pasos para dejar este feo
habito es estudiarse uno mismo y reconocer las razones para dejar de hacerlo, y
analizar de manera acertada si los resultados obtenidos con la familia, amigos,
trabajos, pareja, son de verdad los esperados
Algunas
estrategias de control emocional que te recomienda Samantha Barocio son:
1. Pon atención en tu cuerpo para que logres identificar esas señales que tu organismo manda cuando estás a punto de perder el control.
2.
Sé paciente y empieza con metas pequeñas. A veces la queremos romper hábitos y costumbres de años en una
semana o un mes y eso no se puede y todo es progresivo poco a poco con un
tiempo de gestación para q al final se llegue a la meta . Por ejemplo: ‘Esta
semana, pase lo que pase, no voy a perder el control’.
3.
Invéntate un botón de pausa. Todos en algún momento de la vida hemos
estado en una situación en que no nos podíamos dar el lujo de gritar y algo
hicimos para frenarnos y mantenernos bajo control, ése es un botón de pausa.
Una meta a corto plazo puede ser “esta semana voy a aplicar mi botón de pausa
cada vez que sienta que me voy a alterar”.
4.
Aplícate tiempos fuera. La parte que maneja las emociones, a nivel
cerebral, es el sistema límbico, por medio de los lóbulos frontales. Cuando
perdemos el control emocional, el sistema límbico desactiva los lóbulos
frontales, entonces literalmente no pensamos, somos cerebro reptiliano, por eso
terminamos haciendo cosas que en otro momento no haríamos o no diríamos y viene
después el arrepentimiento. El tiempo fuera es una excelente herramienta para
que te mantengas bajo control y modeles a los demas qué se hace con las
emociones.
Dejemos ese
mal habito de gritar ya que el dia de mañana también recibiremos mas gritos que
palabras
El presidente Abrahan
Lincoln dijo en una ocasión, la mejor forma de derrotar a tu enemigo es hacerlo
tu amigo.