Muy a menudo tenemos una excusa o una justificación del por
qué realizamos o hacemos cosas
equivocadas o tenemos actitudes egoístas que hemos criticado a los demás en un
determinado momento. Es impresionante ver hasta dónde pueden llegar algunas
personas para conseguir lo que quieren, su comodidad o satisfacer sus
intereses y como la actitud y conducta egoísta, agresiva e indiferente
hacia el derecho o la presencia de los demás,
de estas mismas personas, hace que perdamos el balance y que terminemos
respondiendo de la misma manera
Cuando realizamos actos de caridad bondadosos o buenas obras
de manera desinteresada que vienen del corazón siguiendo impulsos solidarios la
vida se encarga de devolvérnoslo de
manera exponencial en el momento que más lo necesitamos, Este es uno de los
maravillosos principios de la prosperidad, en este momento el mundo necesita más
gente dispuesta a compartir con los demás
lo mejor de sí mismos, a tomar en cuenta a los otros. Cada día podemos hacer
algo bueno por una persona y así empezar a modificar en positivo las
condiciones de vida en nuestra
comunidad, ciudad o el mundo.
No te dejes desanimar no dejes que las actitudes negativas comentarios mal sanos o el mal vivir de los
otras personas te contagien y apaguen tus ganas y tu determinación de vivir
cada día con alegría esperanza y el deseo de compartir lo mejor de ti……
Cuentan
que a un pueblo lejano, un día llego un hombre ya bien anciano. Dicen que era
sabio. Unos jóvenes universitarios
decidieron probarlo. Fueron hasta él y le preguntaron: “si eres un sabio
dinos quien es la mejor persona de este pueblo”
Al
día siguiente se ubicó en una en una calle
donde se dice que todos los ciudadanos pasaban continuamente. Coloco un
cartel que decía “Necesito algo de usted por favor dóneme alguna cosa”
La
gran mayoría le dio dinero. Pero cada vez que le daban dinero él lo daba a otro mendigo que se encontraba a su lado, la gente se sorprendió
con lo q hacia
Al
día siguiente estaba con el mismo cartel esta ves muy pocos le dieron dinero que
fue debidamente arrojado al mendigo, pero también le trajeron comida de la
mejor y de la peor. Nuevamente, el sabio dio toda la comida recibida a otros
mendigos cercanos y al llegar la hora de almuerzo comió de su propia comida,
nadie entendió que quería en realidad el sabio
Llego
el tercer día, estaba él con el mismo cartel pero esta vez le dieron menos
dinero q el día anterior y muy pocos le regalaron comida, y la que recibió la
distribuyo con los otros mendigos del lugar, pero un hombre se acercó al sabio,
le pregunto como estaba, le sonrió, converso con él un rato y después se retiró.
Cuando el hombre se fue el sabio se retiro
Dos
días después los jóvenes preguntaron sobre lo que había pasado, “Mis jóvenes la
realidad es que tanto el dinero como la comida que me dieron no tienen nada en
especial. Simplemente cumplen con su deber, por tener algo, dando a los que no tienen.
Sin embargo la persona que se acercó, me sonrió y converso conmigo es la mejor
de todas porque me dio la riqueza de la vida y la comida del alma”
Siempre
que busque a alguien bueno verifiquen que junto con cualquier cosa material que
pueda dar, esa persona de algo de sí misma, de lo bueno que cada uno de nosotros
llevamos dentro