A lo largo del tiempo
me he dado cuenta o he notado que a la mayoría de nosotros, o que la gran parte de personas que integran este
mundo tienen un mal concepto o le tememos a la soledad, ya que la sociedad nos
ha enseñado que esta trae tristeza y nos habla de castigo y desolación. Y aunque
por mucho tiempo se emitan palabras, artículos, y grandes personajes nos
propongan la soledad como una necesidad, para el desarrollo personal y
espiritual, la gran verdad de todo esto
es que a casi nadie le gustaría estar solo.
Debemos tener muy en claro que la soledad, es un estado sumamente interesante
para analizar respecto a la naturaleza del comportamiento humano. Es cierto, que somos “seres racionales” esto significa que
fuimos diseñados para convivir, cohabitar y coexistir con nuestros semejantes;
relacionarnos con los demás es, de hecho, uno de los más grandes dones con los
que podemos contar.
Más sin embargo el ritmo actual de los días de los, quehaceres,
de la vida misma, nos lleva a una situación sumamente difícil, que es aprender
a lidiar y a convivir con nosotros mismos, ya que hemos perdido la capacidad de
estar solos y sacar provecho de ello.
Pero la soledad es nuestra amiga o enemiga? Esto dependerá del
punto de vista en que la miremos, al igual que las relaciones intrapersonales,
todo se basa en el comportamiento que adoptemos al llegar esta situación. Es como
cuando una persona llega a visitarnos si lo recibes con una sonrisa y un abrazo
es casi seguro que este te será devuelta, pero si la recibes con mal carácter con
golpes no esperes flores ni abrazos. Al igual pasa con la soledad si al momento
de llegar la recibimos con total aceptación y analizamos lo provechosa que esta
puede ser, estoy seguro que esta traerá más beneficios que desgracia, ya que este
estado, nos permite cultivar la mente y el espíritu, encontrarnos con nosotros
mismos, analizar y poder ver en que, fallamos para que esta situación llegase a
nuestras vida, nos permite ponderar nuestro pasado, sacar de nuestra vida todo
eso que no nos suma, y poder abrirnos a nuevas posibilidades. Pero si al
contrario no somos asertivos al momento de encontrarnos con esta posibilidad,
en esta circunstancia la soledad nos puede conducir un estado de aislamiento, depresión, ansiedad,
falta de autoestima y a una larguísima lista de patologías que nos traerán como
consecuencia enfermedades psicológicas y corporales.
Pero como todo en la vida debe contar con un perfecto
equilibrio la soledad en exceso puede ser perjudicial para todos, pero también
está comprobado que cuando ésta es voluntaria y no obligada puede ayudarnos a
potencializar algunos de nuestros procesos creativos. Si le huimos es muy
seguro que en un momento determinado acabará por alcanzarnos y nos tratará de
forma muy poca amigable; pero si aprendemos de ella, si la valoramos, si
entendemos que puede ser una compañía pasajera, incluso podríamos llegar a
apreciarla.
Recuerda todos los sentimientos, estados mentales y
emocionales canalizados de forma positiva pueden traer más benéficos que
desgracias
La soledad es el patrimonio de todas las almas extraordinarias
Arthur Schopenhauer ( 1788-1860) Filosofo Alemán