La soledad, , es un estado humano en donde si lo analizamos muy a fondo podemos
encontrar tierra muy fértil podemos llegar
a conocernos a fondo, donde se puede encontrar una mejor versión del
vivir, del sentir y donde de
cierto modo va cobrando sentido lo
vivido. Por eso, muchas veces
es necesario y llevarlo a una
palabra incómoda y de connotaciones poco agradables. Como lo es la soledad
De allí es que casi todo lo más
importante de nuestras vidas lo tenemos que vivir solos: nacer, morir,
envejecer, el dolor, la traición, el madurar etc. Porque independientemente de
que tengamos a miles de personas acompañándonos, eso importante se vive en
soledad, porque es como darle una pausa,
un momento de reflexión a aquello que
nos toca afrontar, y solo tiene lugar en
nuestro interior. Es en este estado, cuando concebimos lo que vamos a dejar o no en nuestro paso por la tierra.
Pero la soledad es igual que la desolación?
Pues la desolación o el sentirnos desolados es cuando en una
etapa o tramo de nuestra vida el vacío y el sinsentido son nuestro día a día, cuando pensamos o
creemos, por estar sumergidos en este
estado que toda perdida es irreparable y en muchos casos la desolación sobreviene
cada vez que nos quedamos solos, pero la
soledad no tiene nada que ver con la desolación ya que la soledad se podría definir,
como el
tiempo, el espacio, el estado donde no hay otros que actúan como intermediarios
con nosotros mismos. La soledad es un espacio necesario para ejercer los
derechos autónomos de la persona y para tener experiencias en las que no
participan de manera directa los demás, y la desolación se podría definir como
una sensación de hundimiento vacío, sin sentido provocada por una angustia
dolor o grandes tristezas.
Ahora bien el
estado en el cual, muchas veces, nos sentimos en medio de este transitar
de circunstancias complicada y adversas que es la vida diaria, para nada se
llama, ni se le parece, a la soledad. Esta sensación anteriormente descrita, es
más parecida a la desolación que lleva como un impulsor potentísimo, al vacío y
al sin sentido.
Pero debemos tomar en cuenta que antes de tener
un veredicto de cómo nos sentimos debemos
tener presente y entender dónde estamos parados.
Mi intensión, con esto no es llevar una vida de ermitaños, sino que sencillamente recobremos aquello que nos arrebató esta cultura y que es
de nuestra propiedad. Es volver a nuestra conexión interna, al sentir, a ver de otra forma nuestros silencios y tinieblas,
a entender los procesos para ser compasivos y misericordiosos, ante todo con
nosotros mismos, a Bajarle la intensidad al heroísmo para que nos quieran más, al
sentir que poco a poco vamos siendo dueños de nosotros mismos, dueños de
nuestras emociones y no ellas dueños de nosotros
La labor es dura aprender de lo vivido, a saber abrazar la
soledad y verla como un maestro de reconciliación con nuestro yo interno y con
Dios, no debemos permitir o dejar que
esta se transforme en desolación ya que por más solitarios que nos sintamos,
cuando percibimos que todos nos
abandonan tenemos que tener presente que siempre Dios se queda con nosotros, así
que no nos sintamos desolados siempre hay un sol en las mañana y una luz en la
oscuridad que nos trae el Señor