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Porque tomar nuestra parte de responsabilidad


En un mundo como el actual a todos nos sobran responsabilidades que sobrellevamos más o menos bien dependiendo de las situaciones específicas, somos responsables por nuestros hijos, trabajo, relaciones y demás proyectos, pero además de este tipo de responsabilidades de orden lógico, debemos hacernos responsables de otras cosas y es que ¿Acaso somos nosotros unas pobre victima?, en la vida muchos aprenden a evitar la responsabilidad  de su situación constituida, si somos conformistas, si pensamos y obramos mal, cuando cometemos nuestros propios errores debemos reconocerlos y evitar trasladar nuestras propias culpas a otros, incluso cuando en verdad en determinado momento y lugar un tercero nos hizo daño, nos lastimo, se debe recordar que el antagonista fortalece nuestra destreza y fortalece nuestro sentido y agudiza nuestros sentidos, es un maestro que nos vuelve fuertes, por lo que si bien un tercero puede tener mucho que ver con quienes somos y donde estamos, siempre debemos reconocer nuestra parte de responsabilidad, nuestra cuota de culpa, si creemos consciente o inconscientemente que las situaciones nos sobrepasan, que otras personas, situaciones o circunstancias tienen toda la fuerza y que nosotros estamos imposibilitados para hacer algo, entonces renunciamos a todo nuestro poder y nos volvemos victimas de nosotros mismo, de nuestras convicciones negativas.

Debemos abandonar la negatividad y las excusas y reconocer nuestro poder innato, asumir responsabilidades, somos quienes somos por nosotros mismos, somos quienes decidimos que aprender y cuando hacerlo, que código ético seguir, no debemos culpar a otros ni a nada de nuestras acciones, de lo que tenemos o sentimos cuando finalmente nos persuadamos de que somos los autores de nuestras propias historias, comedias o tragedias, tendremos la posibilidad de aspirar a ejercer el control de nuestra existencia, de hecho si se piensa, el asumir responsabilidades de este modo puede parecer egoísta y es que el hacerlo nos lleva a hacernos conscientes de nuestro poder, de nuestra fuerza, nos lleva a crecer y a mejorar; si existe alguien que conocemos por mentiroso y ya nos ha engañado en varias ocasiones, el asumir responsabilidades nos llevaría a mejorar pues nos llevaría a reconocer que somos nosotros quienes nos dejamos engañar, la culpa no es solo de quien nos miente y abusa de nuestra buena voluntad, nuestra es la culpa al negarnos a aprender. ¿Preferimos acaso insistir en que no podemos hacer nada para remediar nuestros problemas o preferiríamos cambiar, aprender y tomar medidas activas? Debemos reconocer la parte que nos corresponde y no es que se trate de hallar culpables, se trata de identificar y reconocer un problema pues este es el primer paso para poder soslayarlo, algún porcentaje de culpa tenemos en nuestras situaciones, de hecho nuestra contribución individual resulta evidente en los casos de actividad propia exclusiva. En ocasiones no somos los causantes directos de un acontecimiento pero lo hacemos posible con nuestra actitud y volver blancos fáciles de situaciones negativas; siempre vale la pena una autocrítica, una comparación, ¿Acaso a otro les ocurrirían las mismas situaciones que nos ocurren a nosotros?, si la respuesta es no, vale la pena tratar de descubrir cómo hemos contribuido a ese resultado, de hecho, sin hacer nada conscientemente a veces, podemos atraer por simple irradiación determinados acontecimientos, cuando estamos de buen humor todo nos parece agradable, pero por el contrario si estamos de mala disposición, disputamos con todos; así pues la próxima ocasión en que nos sorprendamos quejándonos de las circunstancias o de otras personas, interrumpamos nuestras lamentaciones y revisémonos introspectivamente, después de todo es mucho más fácil cambiar nosotros que cambiar a los demás; si tenemos varias multas por mala conducción es más fácil aprender a manejar que convencer al Estado que deje de colocarnos multas.

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