La vida es
como el océano: inmenso majestuoso, bello, profundo, fascinante, desafiante y
peligroso con mareas altas y bajas. Vamos nadando en pleno océano, en unas
oportunidades nadamos rápido, otras suave y a veces las olas están tan
tranquilas que nos provoca acostarnos sobre las aguas.
Pero en la
mitad del recorrido en este océano que
llamamos vida o en cualquier parte de ella,
se nos atraviesan unos enormes troncos
de madera, que nos impiden el nado, nos golpean con
fuerza y no nos dejan vivir satisfactoriamente.
Estos enormes troncos, son los problemas, los
conflictos, las contradicciones, los miedos la inseguridad y la baja autoestima.
Hay 3 tipos de problemas que se nos presentan: El de salud, el de relaciones
humanas y el de cosas materiales.
Si durante
el recorrido por el océano solo se nos van
a presentan tres troncos, en toda
nuestra vida nos vamos a encontrar únicamente con estos tres tipos de problemas
y por estar enfocado de ellos ¿Te vas a perder toda la inmensidad del mar? ¿Vas
a perder toda la vida?
Además,
ninguno de los troncos tiene raíz, los troncos están flotando en el océano. Lo
mismo pasa con los problemas, tampoco tienen raíz, están simplemente flotando
en tu mente. Cuando se te presente uno de ellos no te abraces a él, no lo
retengas, suéltalo.
Algunos
cargan un tronco hasta la muerte, no lo dejan por nadie ni por nada. Hay
personas que son capaces de soltar a su pareja por estar apegados a ese tronco
se vuelven dependientes, no se separan de ellos para nada, cuando trabajan
están más pendientes de sus problemas que de lo que están haciendo.
Otros
pierden salud, amistades, oportunidades, carreras universitarias, cargos, pero
el problema sigue con ellos. Dejan muchas cosas que valen la pena por algo
insignificante.
En medio de
cualquier adversidad, en medio de cualquier problema, no te detengas, recuerda
que, en el fondo del océano, en lo más profundo de tu vida hay una gran roca con
bases fuertes, esa roca es la fe en Dios, aférrate fuertemente a ella y no la
sueltes, Dios siempre está contigo, dentro de tu corazón.
Ora cuando no encuentres respuestas en la vida,
acude a Dios y confía en él. No hay nada más seguro y aliviador que dejarte
llevar por él. Descansa cuando de nada sirva luchar, no te tortures tanto, se
fuerte y reposa en Dios. Una vez que te sientas fortalecido te lanzas
nuevamente a los problemas y soluciones de cada día, así es la vida.
Algunos
pretenden ignorar los problemas y siguen atormentados, agobiados, sin paz,
otros se acostumbran a ellos y viven por
vivir. Los troncos de la vida seguirán, pero Dios te dará las fuerzas
necesarias para enfrentarte a cada uno de ellos. En unos ganarás y en otros
perderás, pero cuando caigas derrotado algo bueno pasara y es que aprenderás y serás
más fuerte para las batallas venideras.
las buenas cosas ocurren todos los días, solo tenemos que darnos cuenta de ellas.....