Nuestro cerebro
regula nuestras funciones corporales, motoras, es responsable de nuestros deseos
y de nuestras habilidades, es además la sede de nuestros pensamientos,
sensaciones, emociones, recuerdos y vivencia en general, se trata de una
asombrosa máquina, un órgano biológico con un aproximado de kilo y medio de peso
que se encuentra instalado en el interior de una caja de hueso, se trata de un superordenador
que posee la increíble capacidad de observarse a si mismo, todos tenemos cerca
de cien billones de células neuronales (neuronas), una cantidad similar a la
cantidad de estrellas que hay en el cielo y aunque comparativamente pesa apenas
el dos por ciento (2 %) de nuestro peso promedio, llega a consumir el veinte (20
%) de nuestras reservas de oxígeno y de azucares. La mayoría de nosotros utilizamos
apenas un mínimo porcentaje del poder total de nuestro cerebro, e igual ocurre
con el uso de nuestro poder mental, cuyo límite estamos muy lejos de conocer,
pero utilizando y desarrollando ciertas técnicas, se puede aprender a pensar y
procesar la información como si fuéramos genios y llegar de tal manera a ser más
creativos, inteligentes y productivos.
Como bien
sabemos, la parte izquierda del cerebro, controla el lado derecho del cuerpo,
mientras que el hemisferio derecho controla el lado izquierdo, encargándose por
ejemplo de las actividades del habla, la escritura, las habilidades
manuscritas, los conceptos científicos así como de la lógica, mientras que el
lado derecho se ocupa del reconocimiento de figuras, de la comparación de imágenes,
de la perspicacia, de la imaginación, del arte y del humor, en tal sentido una
de las técnicas que se puede utilizar para aumentar el poder de nuestro cerebro
se encuentra en la persecución del equilibrio, debemos aprender a usar ambos
hemisferios con igual facilidad, concentrándonos entonces en desarrollar
precisamente el lado que creemos no dominado, por tanto si nos domina el lado
izquierdo debemos practicar el soñar despiertos y el dibujo, mientras que si
nos domina el lado derecho, debemos ejercitar el tomar notas, preguntar por los
detalles, preocuparnos por organizar actividades y dedicarnos a la planificación;
otra de las técnicas consiste en la práctica de tormentas de ideas, planteándonos
problemas de la vida de cualquier índole para luego pensar en todas las
posibles soluciones existentes, esto debe hacerse escribiéndolo y organizándolo
en un papel o en una pizarra si se quiere poner a trabajar ambos hemisferios de
nuestros cerebros.
Por otro lado
debemos estar conscientes de la diferencias que existen entre el cerebro y la
mente ya que si bien para muchos representan lo mismo, el cerebro hace
referencia a la maquina orgánica y palpable, la mente hace referencia a algo
mucho más intangible y etéreo, gracias a grande psicólogos como Sigmund Freud y
Carl Jung que realizaron grandes estudios sobre la mente, sabemos que esta se
puede dividir en consiente e inconsciente (subconsciente) y este último Jung lo
divide en subconsciente personal o individual y subconsciente colectivo,
relacionado con las ideas arquetípicas compartidas por todos; es nuestro
subconsciente donde almacenamos todas las vivencias a las que no prestamos
detenida atención pero que aun así quedan grabadas y almacenadas en lo mas
profundo de nuestras psiquis, y es sobretodo este increíble potencial del
subconsciente el que tenemos la posibilidad, el derecho y más aún el deber de
desarrollar, concentrándonos si queremos ser más agiles y productivos en la
vida y así llegar a los límites de nuestras mentes para nuestro máximo beneficio
y ampliación de nuestros horizontes.