Los milagros ocurren
todos los días, incluso en nuestras propias vidas, surgen, llenan nuestro
camino de oportunidades y luego desaparecen, en ocasiones son tan poco
frecuentes que nos parecen milagrosas y mágicas, pero la realidad es que
ocurren constantemente solo que no siempre estamos atentos a ellas, pues es “nuestra
decisión” percibirlos o ignorarlos, es
por esto que debemos estar atentos y decidir sintonizar nuestra conciencia con
aquellas coincidencias asombrosas que parecen dirigir nuestras vidas, a quien
no le ha pasado en determinado momento que ha estado pensando en alguien
importante para nosotros y de repente recibimos un mensaje, correo o llamada de
ella; se tratan de atisbos de los milagroso que igualmente se pueden calificar
como meras coincidencias, como la serendipidia, neologismo acuñado por Horace
Warpole en 1.754 en su cuento “Los tres príncipes de Serendip” en el que estos príncipes resolvían problemas
gracias a increíbles casualidades.
Estos acontecimientos
cruciales pueden presentarse a través de la intuición y nos permite conectarnos
con un campo subyacente de posibilidades infinitas que nos posibilita alcanzar
el cumplimiento de nuestros deseos, también pueden presentarse como sucesos
cotidianos y aparentemente fortuitos, pistas del universo que nos inspira y reserva
planes mucho más grandes de los que jamás soñamos. De esta manera tenemos que
la identificación de la red de coincidencias es solo el primer eslabón para
vivir en Sincronicidad, luego debemos tomar conciencia de las coincidencias
mientras ocurren, porque descubrirlas en el momento en el que suceden nos
facilita aprovechas estar oportunidades y finalmente nos trae como resultado
mientras más atención prestemos, tendremos un mayor acceso a estos mensajes y nos
permite entender la interrelación entre todas las cosas y operar al unísono
como una unidad; todo lo que necesitamos es comprender la verdadera naturaleza
de la realidad y aceptar la indivisibilidad e interrelación de todo a nuestro
alrededor, pues todos nosotros y cada uno de los objetos del mundo físico formamos
un conglomerado de energía, donde nuestra energía individual entra en contacto
con el de todos los demás lo que nos permite sentir en ocasiones dichas
conexiones que aunque sutiles son tangibles.
La simultaneidad de los
sucesos vinculados por el sentido pero de forma acausal es lo que se conoce
como Sincronicidad, y lo que ayuda a esta simultaneidad es la fuerza y claridad
de nuestras intenciones que atraen los elementos, fuerzas y sucesos, la intención
es una fuerza natural como la gravedad pero más poderosa, pero debemos estar
pendiente de las oportunidades para hacer uso de las intenciones la cuales no
pueden ser un simple capricho, sino que requieren atención y si bien esta atención
no necesita ser constante si debe ser concentrada, y una de las maneras prácticas
de concentrar las intenciones consiste en escribirlas, tratando de ser lo más
concreto posible en cuanto a logros, relaciones profesionales, abundancia y
afluencia; también ayuda la visualización del resultado tratando de generar visiones
interiores de satisfacción genuina, apreciándolas y sintiéndolas con todos los
sentidos; finalmente uno modo practico que ayuda a la materialización de las intenciones
consiste en la liberación de nuestros arquetipos mentales, entendiéndose por
arquetipos aquellos recuerdos heredados que yacen en nosotros y que a veces se
manifiestan en los sueños, símbolos universales que pueden observarse en los
mitos y que representan el potencial latente en la conciencia, y que pueden ser
símbolos de liderazgo, sabiduría, ímpetu, protección, amor, etc. y son posibles
liberar conscientemente cuando se llegan a descubrir cuáles son los de cada
persona.
En todo caso, son
nuestros actos los que incrementan la posibilidad de que un milagro ocurra en
nuestras vidas, recuérdese que la probabilidad de ganar la lotería es bastante
baja, pero es menor aun si nunca se ha comprado un billete.