Cuentan que a un pueblo
lejano, un día llego un hombre ya bien anciano. Dicen que era sabio. Unos
jóvenes universitarios decidieron probarlo. Fueron hasta él y le
preguntaron: “si eres un sabio dinos quien es la mejor persona de este pueblo”
Al día siguiente se ubicó
en una en una calle donde se dice que todos los ciudadanos pasaban
continuamente. Coloco un cartel que decía “Necesito algo de usted por favor
dóneme alguna cosa”
La gran mayoría le dio
dinero. Pero cada vez que le daban dinero él lo daba a otro mendigo
que se encontraba a su lado, la gente se sorprendió con lo q hacia
Al día siguiente estaba con
el mismo cartel esta ves muy pocos le dieron dinero que fue debidamente
arrojado al mendigo, pero también le trajeron comida de la mejor y de la peor.
Nuevamente, el sabio dio toda la comida recibida a otros mendigos cercanos y al
llegar la hora de almuerzo comió de su propia comida, nadie entendió que quería
en realidad el sabio
Llego el tercer día, estaba
él con el mismo cartel pero esta vez le dieron menos dinero q el día anterior y
muy pocos le regalaron comida, y la que recibió la distribuyo con los otros
mendigos del lugar, pero un hombre se acercó al sabio, le pregunto como estaba,
le sonrió, converso con él un rato y después se retiró. Cuando el hombre se fue
el sabio se retiro
Dos días después los
jóvenes preguntaron sobre lo que había pasado, “Mis jóvenes la realidad es que tanto
el dinero como la comida que me dieron no tienen nada en especial. Simplemente
cumplen con su deber, por tener algo, dando a los que no tienen. Sin embargo la
persona que se acercó, me sonrió y converso conmigo es la mejor de todas porque
me dio la riqueza de la vida y la comida del alma”
Siempre que busque a
alguien bueno verifiquen que junto con cualquier cosa material que pueda dar,
esa persona de algo de sí misma, de lo bueno que cada uno de nosotros llevamos
dentro
Cuando realizamos actos de
caridad bondadosos o buenas obras, de manera desinteresada
que vienen del corazón siguiendo impulsos solidarios, la vida se encarga de devolvérnoslo de manera exponencial en el
momento que más lo necesitamos, Este es uno de los maravillosos principios de
la prosperidad, en este momento el mundo necesita más gente dispuesta a
compartir con los demás lo mejor de sí mismos, a tomar en cuenta a los
otros. Cada día podemos hacer algo bueno por una persona y así empezar a
modificar en positivo las condiciones de vida en nuestra comunidad,
ciudad o el mundo.
No te dejes desanimar no
dejes que las actitudes negativas, comentarios mal sanos
o el mal vivir de los otras personas te contagien y apaguen tus ganas y tu
determinación de vivir cada día con alegría esperanza y el deseo de
compartir lo mejor de ti……
Ya que muy a menudo tenemos
distintas excusa o una justificación del por qué realizamos o
hacemos cosas equivocadas o tenemos actitudes egoístas que hemos criticado a
los demás en un determinado momento. Es impresionante ver hasta dónde pueden
llegar algunas personas para conseguir lo que quieren, su comodidad o
satisfacer sus intereses y como la actitud y conducta egoísta,
agresiva e indiferente hacia el derecho o la presencia de los demás, de estas
mismas personas, hace que perdamos el balance y que terminemos respondiendo de
la misma manera.
En concreto, cuando
nos planteamos hacer algo tenemos que ver cómo afecta a otras personas eso que
vamos a hacer. Si no lo tenemos en cuenta poco a poco esas personas nos irán
dando la espalda y cada vez estaremos más solos cuando intentemos conseguir algo.
Por el contrario si
al tomar decisiones tenemos en cuenta cómo afectan nuestras acciones a los
demás, será más fácil que los demás se percaten que los valoramos. Esto tiene
dos consecuencias. La primera, que será más fácil que los demás cuando actúen piensen
cómo nos afectan a nosotros sus decisiones, lo cual nos facilitará la
vida. La segunda consecuencia es que se desarrollará la amistad entre
unos y otros, tomemos en cuenta a los demás para que así la vida y el día a día
sea más llevadero placentero y demostremos lo mejor de cada uno